miércoles, 28 de octubre de 2009

CASOS DE IMPUNIDAD, ASESINAN AL INGENIERO MECÁNICO HÉCTOR LUIS VELANDIA OLIVEROS

TOMADO DE EL IMPULSO DIGITAL

http://www.elimpulso.com/Pages/VerNoticia.asp?id=18082&fp=8/24/2005

Wilfredo Rafael Velandia Oliveros

Luego de que murió mi hermano comenzamos a vivir un viacrucis

El ingeniero Héctor Velandia murió el tres de septiembre de 2003 en una accidente de tránsito, luego de que fuera secuestrado por una banda de cinco delincuentes que lo ataron del cuello con una soga y lo obligaron a conducir el taxi donde iba a bordo

El 3 de septiembre de 2004, a las 5:30 de la tarde, el ingeniero Héctor Velandia, de 37 años de edad, quien iba a bordo de un taxi, desde Guanare hasta San Felipe, con destino a su residencia, fue secuestrado junto con el conductor, por cinco sujetos que integran una banda de piratas de carretera denominada Los Chongos, que opera en la carretera Barquisimeto-Acarigua.

Luego de que fueron sometidos con armas de fuego y golpeados, a Velandia lo ataron del cuello con una soga, que pasaron dos de los delincuentes por el apoyacabeza del vehículo y lo obligan a conducir.

Wilfredo Velandia, hermano del occiso, explicó que debido a la tortura y presión psicológica a la cual sometieron a Héctor, perdió el control del taxi y chocó contra una gandola y debido al impacto que recibió se le desprendió la masa encefálica.

El conductor del taxi, Damasio Soto Cortés, también falleció ese mismo día producto del golpe que recibió en el choque, el cual se registró en el sector Conuquito de la población de Sarare, estado Lara.

Los delincuentes quedaron heridos, y Rafael Cecilio Rivero Espinoza fue trasladado al Hospital Antonio María Pineda de Barquisimeto. El otro, identificado como Jesús David Rodríguez Arteaga, fue auxiliado por sus tres compañeros, quienes iban a a bordo del malibú Vino Tinto, según la versión que suministraron los testigos.

De acuerdo al relato de la familia Velandia Héctor el día en que se suscitó el hecho llamó a la empresa Servi taxi 2000, con sede en Guanare, y solicitó un chofer de confianza, porque era cliente de esta línea, para que lo trasladara a las ocho de la noche a San Felipe, donde lo esperaba su esposa Carlota Padilla.

A nuestro hermano lo llevó el señor Cortes, avance de la referida línea, a quien no conocía, pero lo enviaron porque supuestamente al chófer que le correspondía hacer el viaje no tenía vigente el Seguro de Responsabilidad Civil.

Wilfredo, quien declaró junto con sus hermanos Violeta Deiglis e Iván, informó que luego del siniestro la línea de taxi nunca presentó este seguro y mintió sobre la manera como el ingeniero solicitó el taxi, porque al parecer colocaron una llamada falsa supuestamente realizada por él.

Comentó que en el trayecto Guanare-San Felipe el taxi donde iba el hoy occiso, que era un vehículo marca Hiunday, fue interceptado por la banda de piratas de carretera.

Denunció que dos de los delincuentes fueron los que abordaron el taxi. Uno de ellos fue identificado como Rafael Cecilio Rivero Espinoza, quien, aseguró, “tiene antecedentes penales por robo genérico-atraco, según expediente número F359-276, y se ubicó en el puesto delantero”.

En el asiento trasero izquierdo del taxi iba el conductor Soto y a su lado el otro delincuente, Jesús David Rodríguez Arteaga, “quien también posee antecedentes penales por detentación de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, de acuerdo al expediente número KP01-S-2004-16445”.

Como dato curioso destacó que para ese momento Rodríguez trabajaba como chofer de grúa de Auxilio Vial del Peaje Simón Planas (Sarare).

Víacrucis

Desde que falleció el ingeniero Héctor Luis Velandia Oliveros, su mamá, hermanos y sobrinos se propusieron luchar y no descansar hasta que se haga justicia por su muerte.

La víctima era el octavo de 12 hijos de la señora Luisa, ama de casa y de Justo Pastor Velandia Prato (fallecido), sargento de la Guardia Nacional (jubilado).

Héctor obtuvo el título de ingeniero mecánico en la Universidad de los Andes. Se desempeñaba como jefe de transporte de Eleoccidente-Portuguesa, contaba con 37 años de edad, y sus hermanos lo recuerdan como “un hombre honesto, trabajador, un excelente hijo, esposo y hermano”.

Durante casi dos años sus familiares se han dedicado a investigar el caso, hacerle seguimiento, visitar los tribunales, las diferentes fiscalías del Ministerio Público de Lara, e incluso se han visto en la necesidad de organizar algunas protestas frente al Edificio Nacional, para exigir la captura de Rodríguez Arteaga.

Lo más insólito de este caso, según Wilfredo, es que el ciudadano Rodríguez, según la versión de los hermanos Velandía, goza de una medida de presentación cautelar (Exp. KP01-S-2004-16445), y debía presentarse todos los meses en el Circuito Judicial del Estado Lara, como lo hizo hasta el 29 de marzo de 2005, a pesar de que en el mes de diciembre de 2004 se libró en su contra una orden de aprehensión a nivel nacional. Asimismo se paseaba libremente en un nova color crema entre Sarare y Barquisimeto.

Todo eso lo saben la Fiscalía Superior de Lara, los fiscales Marcial Andueza Castillo y Marcos Parra, y las autoridades del Circuito Judicial Penal de Lara, presidida en ese momento por la doctora Rosa Acosta, como consta en las comunicaciones enviadas por Wilfredo Velandia; e igualmente lo hizo en forma verbal, en presencia de testigos.

Dijo que por esta situación se hizo una denuncia ante el Circuito Judicial Penal de Lara, a cargo en este momento del doctor Amado Carrillo, por la actitud asumida por los alguaciles, ya que al momento de presentación de Jesús David Rodríguez Arteaga no fue detenido, a pesar de que aparece una minuta en el expediente por el cual el ciudadano se presentaba, enviada por el Juez de Control N° 4, Luis Martínez.

Los hermanos Velandia se preguntan ¿por qué no lo detuvieron en esas muchas oportunidades?, y si a esto se puede llamar “protección de delincuentes”. Hasta la presente no se han establecido responsabilidades al respecto.

Este delincuente se encuentra prófugo de la justicia y todavía no se le ha suspendido la medida de presentación cautelar otorgada por el Tribunal de Control N° 3, a pesar de que se le ha informado al mismo de dicha irregularidad.

En el MP se negaron a recibir la denuncia

Los familiares de Héctor Velandia se enteraron del terrible hecho cuando llegan a Barquisimeto y les informaron los fiscales de tránsito terrestre y leen las informaciones que publicaron los medios de comunicación social del estado Lara y Portuguesa.

Wilfredo comentó que en el taxi donde viajaba su hermano fueron encontradas unas armas de fuego y pasamontañas.

Por este motivo, continuó su relato, mi hermana Rosalva y otros familiares nos dirigimos a la Fiscalía III, e interpusimos la denuncia correspondiente, la cual no fue aceptada por el Fiscal Auxiliar José Castillo, quien nos trató con desprecio y altanería, expresando que nos dirigiéramos al CICPC, que era el organismo competente para ello.

Sin embargo, ante nuestros ruegos y luego de exigencias se vio obligado a aceptar la denuncia. Para ello designó al mensajero de dicha Fiscalía (consta en acta), violando los artículos 285 y 286 del Código Orgánico Procesal Penal.

Posteriormente, a pesar de los hechos ya narrados, que hacían presumir un hecho punible, el fiscal auxiliar José Castillo ordenó la libertad del único detenido, Rafael Cecilio Rivero Espinoza, además de que el caso sea tratado como un accidente tránsito, contraviniendo el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal.

A raíz de esta situación los hermanos Velandia decidieron denunciar a este Fiscal ante la Fiscalía 22 del estado Lara, la cual estaba a cargo del doctor Carrillo, quien después de una investigación imputó a este Fiscal, que posteriormente fue destituido.

El caso está paralizado

Después de la destitución del fiscal José Castillo el caso lo asume el abogado Andrés Bernes.

Según Wilfredo y sus tres hermanos Violeta, Deiglis e Iván, en este momento el proceso se encuentra paralizado. Ellos se preguntan ¿por qué la Fiscalía 22 del estado Lara protege a José Castillo?, pues “no han presentando el acto conclusivo y se vició el caso, para que cuando llegue a instancias superiores esta denuncia sea desestimada”.

Indicaron que ninguno de los familiares del ingeniero han tenido acceso al expediente, en clara violación a los artículos 304, 118, 119 y 120 del Código Orgánico Procesal Penal.

Luego vivir esta situación continúa nuestro calvario, con nuestro dolor a cuestas y una anciana madre de 67 años destrozada; acudimos al Ministerio Público como primera instancia, pero no fuimos oídos; por ello nosotros mismos nos dirigimos a Sarare e hicimos las averiguaciones y con ellas logramos que el caso de nuestro hermano Héctor fuera asumido por la Fiscalía II, cuyo titular es el abogado Marcial Andueza Castillo (el cual siempre estaba de reposo, permiso y últimamente de vacaciones o realizando cursos) y como fiscal auxiliar Marcos Parra.

Irregularidades por doquier

La familia Velandia, que tiene más de año y medio realizando sus propias investigaciones sobre el caso, asegura que existen muchas irregularidades que han entorpecido el caso.

Con relación a Rafael Cecilio Rivero Espinoza, quien es otro de los implicados, señaló Wilfredo Velandía que éste ciudadano se encuentra detenido en la cárcel de Uribana por robo de vehículo y detentación de armas de fuego y no por el homicidio de Héctor Velandia, “porque muchas pruebas se perdieron y muchas diligencias no se realizaron a tiempo o todavía no se han practicado, aunque ya han transcurrido 11 meses, todo ello por la actuación negligente de las fiscalías que han tenido el caso”.

Otro aspecto a destacar es que la audiencia preliminar ha sido suspendida en dos oportunidades: el 4 de julio y el 1 de agosto, y fue fijada nuevamente para el próximo 31 de agosto. La primera suspensión motivada a que no se convocó a una de las partes, la viuda del taxista asesinado, y la segunda porque no se tiene certeza de que el Circuito Judicial de Portuguesa le hizo llegar la notificación a la víctima (Onesima de Soto), además de que no se realizó el traslado del imputado.

Denunciaron la deficiencia e ineficacia del Poder Judicial y mostraron documentos en lo cuales se evidencia que existe orden de captura en contra del ciudadano Jesús Rodríguez, alias “El Guabina”, con errores en el segundo nombre y el número de cédula de identidad.

Incluso en el acta conclusiva suscrita por los fiscales José Gregorio Petrillo, Angela León y Rómulo Jesús Pacheco, se comete el mismo error, pero en este caso el número de cédula es diferente y al parecer pertenece a un joven, porque es la siguiente: 17.574.191.

Fiscalía VI y III deben realizar las investigaciones

Actualmente el caso de Héctor Velandia está asignado a las Fiscalías VI y III, a cargo de los abogados Ana Carolina Ramírez y José Gregorio Petrillo, respectivamente, y continúa el Fiscal Nacional 17, doctor Rómulo Pacheco.

Wilfredo Velandia piensa que “la situación no ha cambiado y sigue la misma suerte que en la Fiscalía II, porque las investigaciones están paralizadas y no entiendo qué están esperando estos representantes del Ministerio Público”.

Dijo que los otros implicados en el caso pertenecen también a la denominada Banda de Los Chongos. “El cabecilla fue detenido en el municipio Simón Planas en el mes de junio, y está sindicado de atracar viajeros de la carretera Acarigua-Barquisimeto e igualmente de ser “pirata de carretera”. Para el momento de su detención tenía una pistola calibre 6.35, solicitada por el CICPC de Guanare, según una información publicada por el diario EL IMPULSO el 25 de junio de este año.

Señaló que esta banda fue denunciada por ellos el dos de diciembre de 2004 ante la Fiscalía XVII con competencia nacional, a cargo del Dr. Rómulo Pacheco, y éste la remitió a la Fiscalía II del Estado Lara, pero nunca se inició ninguna investigación.

“No me quitarán el derecho de luchar”

La señora Luisa, madre del ingeniero Velandia, envió una carta en la cual expresa su opinión sobre el caso de su hijo, a quien le escribió lo siguiente:

“Mi querido hijo, sólo me queda tu recuerdo; el muchacho grandotote que llegaba todos los sábados: bendición maíta, me daba un beso y me envolvía en sus brazos. La vida me obliga a aceptar tu muerte, pero los hombres de esta sociedad de indolentes e incapaces no me quitarán el derecho de luchar, para que se haga justicia y con ello se esclarezca tu muerte. No hay día en que llore tú ausencia y no hay sábado que no espere tu llegada”.


Carmen Julia Viloria

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